Una carrera al cielo
El 12 de noviembre de 1990, al medio día, el cabo primero Oscar Escobar Paez, el agente Wilson Tigreros y nueve niños “patrulleritos” de la Policía Cívica Juvenil, acompañaban una carrera ciclística entre los municipios de Algeciras y Campoalegre en el departamento del Huila.
Este departamento es uno de los más afectados por el conflicto armado interno en Colombia y especialmente, por el narcotráfico y las Farc. Según el Registro Único de Víctimas (RUV), allí han sido victimizados 174.670 colombianos y entre ellos, 1.285 policías por acciones como ataques masivos a poblaciones, atentados terroristas, minas antipersonal, homicidios y secuestros de personas y hasta de un avión con 30 pasajeros, que cubría la ruta Bogotá – Neiva y que las Farc hizo aterrizar el 20 de febrero de 2002, en la vía principal del municipio de Hobo, para secuestrar a unos empresarios y específicamente, al senador de la época Jorge Eduardo Géchem Turbay, quien estuvo seis años en cautiverio.
Los policías y los niños se desplazaban en una camioneta Luv de la Policía, por el sitio conocido como “La vuelta kilómetro 12”, cuando de repente, subversivos del segundo frente de las Farc conocido como “Asaís Pardo”, detonaron cargas de dinamita que habían instalado en una “cuneta” sobre el lado izquierdo de la vía.
“Nos íbamos a tirar al piso, pero unos hombres comenzaron a disparar. Luego le metieron candela a la camioneta…”, relató Sandra Paola Peña, de tan solo nueve años, para un informe de la Revista Semana.
El ataque terrorista le causó la muerte instantánea al cabo primero Escobar, comandante de la Estación de Policía Algeciras, al agente Tigreros, conductor de la patrulla y a cuatro de los niños que los acompañaban. Los cinco niños restantes, resultaron gravemente heridos y luego de ser trasladados al Hospital de Neiva, en vehículos que acompañaban la prueba ciclística, fallecieron dos por la gravedad de las heridas.
Semana en su informe relata, que los patrulleritos comenzaron a gritar, pero otra carga explotó, mientras cerca de 60 hombres, que vestían prendas de uso privado de las fuerzas militares, comenzaron a disparar ráfagas de ametralladora. “Vi cuando mis compañeros caían y caían al suelo. Unos corrían, otros gritaban pidiendo auxilio, socorro, mientras tres hombres disparaban sus ametralladoras y se reían”. Esa fue la aterradora historia que contó, unas horas después, Orlando León Toledo, un pequeño de 13 años que se salvó milagrosamente.
Luego del violento ataque, los subversivos huyeron hacia la zona montañosa, llevándose consigo las armas de dotación de los policías y dejando a sus víctimas abandonadas en la vía.
Sin duda, ese 12 de noviembre , el cabo Oscar, el agente Wilson y su equipo de seis campeones, hicieron su última carrera pero esta vez, al cielo. Los menores fallecidos fueron Karla Yesenia Tello Devia, 8 años; Anderson Devia Rodríguez, 9 años; Wilque Esneider Garzón Lozada, 11 años; Luz Adriana Vargas Quintero, 12 años; Rocio MolinaOvalle , 12 años y Sandra Milena Pinto, 14 años.
Hoy, el sacrificio de estos valientes niños y de los dos policías, se honra de manera simbólica en un Lugar de Memoria construido en el sitio donde ocurrió este lamentable hecho.