Salir de casa sin saber que será…“la última despedida”.
¿Cómo saber que será el último adiós que se da a la familia? ¿Cómo saber que no se volverá a casa y que será el último beso de despedida? Esta es la incertidumbre que viven muchos de los policías de Colombia. Sucedió el pasado 27 de enero de 2018 en Barranquilla, donde cerca de 50 policías salieron de sus hogares y se despidieron de sus hijos, esposas y madres, sin saber que esta sería la última vez que los verían con vida.
Ese día, Barranquilla despertaba tranquila y calurosa como todos los días, cuando de repente, en el sur de la ciudad, precisamente en la Estación de Policía del barrio San José, a las 06:30 de la mañana, se escuchó una fuerte explosión que causó pánico entre los vecinos del barrio. Todo era confusión, la gente corría, las ambulancias llegaban a socorrer los heridos y varios familiares de los policías, angustiados, arribaban al lugar a preguntar por el estado de salud de sus seres queridos. Todos estaban comprometidos en auxiliar a los afectados del ataque terrorista dirigido a la Policía Nacional y, la preocupación por salvar la vida de quienes estaban en estado crítico, era el escenario del momento.
El ataque dejó seis policías muertos (Freddys de Jesús Echeverría Orozco, Fredy de Jesús López Gutiérrez, Willy Savier Rhenals Martínez, Anderson René Cano Arteta, Yosimar Márquez Navarro y Yamith José Rada Muñoz), 40 heridos y algunos transeúntes afectados. Desde ese día, hay un inmenso vacío en seis familias colombianas que nadie podrá llenar, un desconsuelo entre los amigos y compañeros que acompañaban día a día sus vidas. También, siete niños quedaron sin sus padres y toda una comunidad aún pregunta: ¿dónde están sus guardianes de la seguridad?
Freddys, Jesús, Willy, Anderson, Yosimar y Yamith, eran quienes garantizaban que los residentes del sur de Barranquilla convivieran en paz y seguridad, durante cada servicio eran cordiales y amables con los vecinos, diligentes y profesionales en actuar. Ellos eran esposos, padres y servidores de la paz, muchos de ellos llevaban 4 y hasta 11 años sirviendo a la comunidad y no sobrepasaban los 30 años de edad. Estos son sin duda, los hechos de violencia que en Colombia no queremos volver a vivir y es por ello que hoy alzamos nuestra voz para honrar a quienes han ofrendado su vida por un país en paz.